EL DUELO. SÍNTOMAS Y TRATAMIENTO.

 

1342785507El duelo por la muerte de un ser querido es una experiencia universal, es decir, por la que todos/as hemos de pasar antes o después. Independientemente de la ideología religiosa o si se carece de ella, el duelo está asociado a un sufrimiento psicológico. Especificando más, podemos definir el duelo como los pensamientos, sentimientos (incluyendo los síntomas físicos y emocionales) y acciones consecuentes a la anticipación o pérdida de una persona o cosa amada (incorporando así el duelo anticipado y aquel que es producido por pérdidas diferentes a personas queridas). El duelo es necesario y cumple una función adaptativa, permitiendo el restablecimiento del equilibrio roto tras la pérdida y posibilitando nuevos vínculos.

El duelo puede ser un proceso largo, doloroso y lleno de sufrimiento y por ello requiere en ocasiones de la atención de expertos en salud mental (psicólogo, psiquiatra…). Es el denominado duelo complicado.

Las fases por las que suele atravesar una persona que está viviendo una experiencia de duelo son las siguientes (Parkes, 1970, en Soler MC y Jordá E, 1996):

1) Desconcierto y embotamiento. Sentimiento de irrealidad. Puede durar horas o unos pocos días.
2) Anhelo y búsqueda de la pérdida. Intensa añoranza del fallecido. Lloros, ansiedad, rabia, aturdimiento. Suelen durar unas 3 semanas.
3) Desorganización y desesperación. Apatía y desesperación. Todos los apetitos se encuentran disminuidos. Se vive el día evitando mirar el futuro. Muchos se aíslan socialmente. Suele durar unas 4 semanas.
4) Reorganización y recuperación. Se restablecen los apetitos y se recupera el peso perdido. Incorporarse a actividades con una proyección de futuro es una valiosa y oportuna elección para poder reorganizar la vida de la persona doliente.

Las manifestaciones físicas, psicológicas y sociales del duelo son múltiples y normales, por lo que es necesario desdramatizar aquellas que pueden angustiar al círculo de familiares y amigos más cercanos.

El final del duelo ha concluido cuando el dolor intenso es sustituido por el recuerdo afectuoso y tranquilo del pasado. Sin embargo, en los días previos al aniversario de la pérdida, al igual que un hecho traumático, puede ir asociado a emociones más intensas de tristeza y ansiedad, dificultad de concentración, pérdida de apetito, períodos de irritabilidad, pesadillas… así como a una reexperimentación de los sucesos asociados a la muerte del ser querido.

Es preferible prevenir las complicaciones que tener que tratarlas. Los principios básicos de actuación son (Soler y Jordá, 1996):
-Informar acerca de la normalidad de las manifestaciones (síntomas y fases descritas) del duelo.
-Favorecer la identificación y expresión de sentimientos y pensamientos del doliente.
-Detectar e intervenir casos de duelo complicado.
-Estimular a decir adiós al fallecido y recordar su derecho a ser felices.
-Superar el aislamiento.

Un libro recomendado: “El camino de las lágrimas” De Jorge Bucay.

Permitidme que acabe con una cita de Freud, por el acierto de sus palabras (1917):
La muerte es algo natural, incontrastable e inevitable. Hemos manifestado permanentemente la inequívoca tendencia a hacer a un lado la muerte, a eliminarla de la vida. Hemos intentado matarla con el silencio. En el fondo nadie cree en su propia muerte. En el inconsciente cada uno de nosotros está convencido de su inmortalidad. Y cuando muere alguien querido, próximo, sepultamos con él nuestras esperanzas, nuestras demandas, nuestros goces. No nos dejamos consolar y hasta donde podemos nos negamos a sustituir al que perdimos.

“Hablar de nuestra pena
nos ayuda a calmarla”. Pierre Corneille.

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