NECESIDAD DE APROBACIÓN Y SILENCIO FAMILIAR

Iba a escribir sobre otro tema que me interesaba presentaros como es la autoexigencia en los entornos de trabajo por parte de mujeres perfeccionistas pero en ocasiones me llama otro tema que me afecta más en la actualidad. Al fin y al cabo este que te presento puede estar relacionado con el anterior.

La necesidad de aprobación en adultos es la idea irracional número 1 según las creencias irracionales básicas del psicólogo Albert Ellis, creador de la terapia racional emotiva. Concretamente, la idea irracionalidad reside en la necesidad extrema de ser amado y aprobado por prácticamente cada persona significativa de su entorno (familiares, amigos, y conocidos).

Esta necesidad de aprobación lleva como consecuencia a que las personas ofrezcan una cara diferente a lo que realmente sienten. Es como si fuera una máscara que han de llevar siempre puesta para agradar a los demás. Sin embargo, no siempre se puede ofrecer la cara más amable ni estar siempre sonrientes y contentos con todos.

En ocasiones hay algo que nos molesta y nos cuesta decir lo que pensamos…o bien afecta tanto emocionalmente hablando, de modo tan profundo que hasta duele. Sientes que no te aprueban o incluso te rechazan por un comentario o una critica sin fundamento.

Pero por otro lado piensas que es una “tontería”…racionalmente consideras que no es para tanto pero aun asi te molesta. Aquí igual estamos hablando de una herida profunda, tendríamos que buscar la causa en alguna situación/es del pasado que te hicieron daño y que no has podido todavía sanar.

 

Como decía esta necesidad resulta irracional en el caso de los adultos. Pero en el caso de los niños necesitan de esa aprobación para sentirse queridos y buscar su seguridad emocional. Esto lleva a algunos niños a inhibir sus emociones, a no expresar lo que sienten porque el adulto no esta preparado y por mantener el “equilibrio en la familia”, no mostrarse como son, como realmente piensan y sienten.

En ocasiones pongo ejemplos de mi vida personal y profesional. En el caso de mi vida personal, cuando tuve 8 años llegue a tener que callar que mi padre se había ido de casa.

Ni siquiera lo dije en la familia ni en el colegio, ni a las amigas…porque mi madre no estaba preparada a dar explicaciones. No quería consejos gratuitos, en todo caso comprensión.

Y hubo silencio, mucho silencio durante años sobre este tema. Imaginad esto lo que puede suponer como consecuencia en la vida de una niña de 8 años y en la juventud y edad adulta…

..falta de validación emocional…una represión total de las emociones y los pensamientos, preocupaciones, sentirse atada emocionalmente a la madre…mi madre que en paz descanse…como dije en anteriores publicaciones tenia dificultades a la hora de gestionar sus emociones y de relacionarse con los demás.

Era una niña buena en clase, estudiosa y que no daba la lata…pero por dentro sentía en ocasiones una profunda tristeza.

Pero eso no era tan importante para los adultos…lo más importante eran los estudios y ser “buena chica”…en todo caso cuando me quejaba y comencé con los años a contestar mal a mi madre y a rebelarme, a intentar ser yo misma, entonces si que comencé a ser un problema..

pero dentro de casa porque fuera necesitábamos tanto yo como mi madre una aprobación social y familiar…a costa de ocultar nuestras historias.

Muchas familias actúan así…por necesidad de sentirse aprobados (por aquella época y más yendo a un colegio privado no estaba bien visto la separación de los padres), de no dar problemas, y de aparentar normalidad.

No culpo a nadie o intento no hacerlo…las relaciones familiares son a veces difíciles de manejar…uno no nace sabiendo relacionarse, gestionar emociones y menos si has de cuidar de una niña pequeña sola como le pasó a mi madre, que por cierto le echo de menos. No todo lo hizo mal por supuesto.

 

Por eso cuando atiendo a chicos y chicas jóvenes que pretenden dar su mejor cara, estar contentos por no preocupar a los padres y otros adultos….¡quieto ahí! ¡algo pasa!

Hablar de los problemas o de Bruno, como dice en la película de Encanto, de vez en cuando viene bien. Y si los adultos no están preparados, los niños y jóvenes a veces lo piden y necesitan el hablar con alguien externo, un profesional que les guíe, valide emocionalmente y escuche sin juzgar y comprender lo que le pasa.

¡Que me lo digan a mi que siendo adulta me estoy planteando tratar estos temas ahora porque veo que me afectan!

Ahora ya madre de dos niñas y siendo un profesional de la psicología…lo admito. Todos tenemos problemas. Y la represión durante tantos años me lleva “a hablar de Bruno”.

Por que está bien, porque así lo decido y lo asi lo quiero hacer,

 

En resumidas cuentas:

Más vale prevenir que curar… y…