LA CRISIS DE LOS 30
A continuación os añado unos detalles de noticias relacionadas con la crisis de los 30:
-Según los expertos, es por la presión social que atraviesa a esta generación para conseguir todo ya: éxito laboral, una casa, armar familia. Como el contexto económico lo impide, viene la frustración. Saber el rumbo, esa es la cuestión. Por eso, la pregunta que los atraviesa, y en ciertos casos los martiriza, es “¿Hacia dónde voy?”.
-Tienen 30 años, nacieron con la democracia y salieron a las universidades o al mundo del trabajo en pleno colapso del 2000. Son menos utópicos que sus padres pero más emocionales en sus decisiones. Sin embargo, para los especialistas viven en una época caracterizada por la urgencia.
– En el caso de las mujeres hay una presión extra, el mandato social que dice que en algún momento deben ser madres.
-Pasar de los desligados 20 años a los 30 es un factor de crisis para la mayoría de los adultos jóvenes. Los especialistas señalan que se adelantó la llamada “crisis de la mitad de la vida”, que para el psicólogo Miguel Espeche representa “la despedida definitiva de la juventud total”.
-Esta crisis supone pasar de una etapa caracterizada por la falta de responsabilidades y compromisos, a otra en la que la sociedad nos obliga a asumir ciertos compromisos con los demás y con nosotros mismos (formar una familia, tener un trabajo estable, comprar una casa, etc.). Hoy en día, la adolescencia dura casi hasta los veintimuchos. Lo que en las generaciones de nuestros abuelos se hacía a los 20 años, ahora se hace a los 30. Es inevitable atravesar esta crisis porque a casi nadie le gusta perder ciertos privilegios que se tienen en la etapa anterior. Asumir responsabilidades significa compromisos, renuncias, cargas familiares… implica muchas pérdidas, ¡pero también muchas ganancias!”
-De acuerdo con un estudio, que se ha presentado en la Conferencia Anual de la Sociedad Psicológica Británica en Glasgow, el estrés en el trabajo, las relaciones de pareja y de amistad y las expectativas son los principales factores que desencadenan el conflicto interno. Además, Robinson concluye que los sujetos más vulnerables son adultos con educación superior, con fuertes deseos de tener éxito y con un concepto idealista con respecto a cómo debería ser su vida.
Espeche concluye que ninguna edad debería considerarse en sí misma una crisis. “No podemos vivir viendo conflictivo todo proceso humano. La edad no es un problema, sino una circunstancia que trataremos de vivir con la mayor plenitud, aprovechando lo que nos da, sin lamentar lo que nos quita”, resume.
En definitiva, personalmente añado que la vida supone cambios y la aceptación de ello es esencial. Si visualizamos el presente y el futuro con optimismo, y aprendemos de nuestros errores pasados podremos superar las crisis relacionadas con la edad.
Si en ciertos momentos los cambios son difíciles de asumir, acude a mi consulta en L’Espai Logopsicopedagògic en Aldaia y te ayudaremos.