ESTRÉS Y MUJER DEL SIGLO XXI

Me ha parecido  interesante incluir en mi blog una entrada con esta temática puesto que considero que en el contexto tanto personal como profesional en el que me muevo, me he dado cuenta que es bastante frecuente encontrar este tipo de combinación: mujer y estrés.

Actualmente en mi consulta estoy atendiendo varios casos donde el llamado “sexo débil”  es el protagonista. En todos ellos las mujeres tienen una sobrecarga excesiva de tareas a las que hacer frente (cuidado de los hijos, atención a personas mayores, trabajo fuera y dentro de casa, o bien estudios en el caso de una paciente más joven…) por lo que se encuentran satisfechas consigo mismas: Creen absolutamente necesaria su actuación y son el pilar fundamental para el buen funcionamiento de sus respectivos hogares. Sin embargo, algo falla, consideran que están muy ocupadas, no saben delegar o decir no a ciertas peticiones de los demás, no tienen tiempo para sí mismas, su trabajo no está bien reconocido…en definitiva en el fondo, necesitan un cambio que no saben cómo gestionar.

Es decir, independientemente de su historia personal que le lleva a consulta y los objetivos concretos de asesoramiento, en la base del problema puede considerarse que un entorno demasiado exigente, falta de apoyos y altos valores de responsabilidad por parte de la mujer pueden provocar una serie de síntomas físicos (cansancio, insomnio…) y psicológicos (Ideas obsesivas, tristeza, falta de ilusión…) que les lleva a no rendir lo suficiente, a no ser lo que ellas verdaderamente eran antes de la crisis personal por la que están viviendo. NECESITAN ser como eran antes, necesitan desahogarse, tener una perspectiva diferente de su situación o desarrollar técnicas que le puedan ayudar a poder rendir mejor en su día a día.  Ciertamente, desde el comienzo hasta el fin del día, su rendimiento ha de ser el máximo y el estrés y abatimiento es muy grande si llegadas las circunstancias enferman física o psicológicamente.

El contexto en el que vivimos es altamente competitivo. Esta circunstancia a nivel global no lo podemos cambiar, pero el contexto más próximo así como la percepción del mismo y cómo afrontar las situaciones sí que puede ser modificado. ¿Por qué no? El poder de cambio se encuentra en cada uno de nosotros.

El asesoramiento personalizado dependerá de las circunstancias vitales por las que esté pasando cada persona y las técnicas, (asertividad, relajación, modificación de pensamientos…), recursos (búsqueda de actividades agradables) habilidades (saber decir no, habilidades sociales…) a aprender en cada caso se indicarán en función de las necesidades de cada mujer.

 

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