COMO PREVENIR TRASTORNOS EMOCIONALES EN LOS JÓVENES

La Organización Mundial de la Salud (OMS), define la adolescencia como la etapa comprendida entre los 10 u 11 años hasta los 17 años, y considera dos fases: la adolescencia temprana, desde los 10-11 hasta los 14 años, la adolescencia media, que incluye adolescentes de 15 y 16 años, y la adolescencia tardía, desde los 17 a los 19 años.
Sin embargo, La neurociencia ha demostrado que el desarrollo cognitivo de los jóvenes continúa más allá de los 18 años en esta etapa posterior y que su madurez emocional, imagen personal y el propio juicio se verán afectados hasta que la corteza prefrontal del cerebro se desarrolle completamente.

Un aumento preocupante de las consultas de adultos y sobre todo de jóvenes aumenta las alarmas. Incluso las noticias de televisión y prensa dan información al respecto:

https://elpais.com/mamas-papas/2021-02-16/las-secuelas-de-la-pandemia-en-la-salud-mental-de-los-adolescentes.html#:~:text=Irritabilidad%20y%20dolores%20de%20cabeza,ansiedad%20o%20problemas%20de%20sue%C3%B1o

¿Qué problemas muestran los adolescentes y que se puede hacer como padres para ayudarles?

Ya en una publicación anterior indiqué cuales son los problemas con los que se pueden encontrar los adolescentes y las aportaciones a nivel televisivo que han ido surgiendo:

REFLEXIONES SOBRE LA ADOLESCENCIA. IMPORTANCIA DEL PAPEL DE LOS PADRES Y SU REPERCUSIÓN EN LA AUTOESTIMA ADOLESCENTE

Estos son solo algunos ejemplos de los casos que he ido atendiendo estas últimas semanas:

S 14 años: ataques de ansiedad y problemas para integrarse en su grupo de iguales.

D14 años desmotivación por estudios.En la base puede haber problemas emocionales, ansiedad, alta autoexigencia .

M 17 años muy exigente consigo mismo, maduro para su edad y que no quiere causar problemas. Reservado en sus emociones. Esto le hace pasar malos momentos y dificultad en la gestión de emociones.

P 17 años, problemas de autoestima y gestión de relaciones sociales: ¿que diran los demas, que pensarán de mi? complicado por una enfermedad crónica.

C 17: Su madre me comenta que llora, se encierra en la habitación y se siente incomprendida y diferente por su familia.

L y L de 17 y 18 : irritabilidad y discusiones familiares. Suelen ser un motivo frecuente de consulta.

M 19 Me dice que en ocasiones siente ganas de llorar y no sabe porque. No le gusta lo que estudia y se siente angustiada. Con el tiempo vamos averiguando que es lo que le pasa.

C 22: no sabe que hacer con su vida. Estado de animo depresivo y ansioso y sensación de fracaso por las situaciones pasadas en diferentes facetas de su vida.

S 22: no le gusta lo que ha estudiado. Quiere algo seguro. No sabe que hacer con su vida y quiere gestionar un duelo pasado.

B. 22: Ha sufrido bullying durante su infancia y adolescencia y ahora le cuesta retomar la vida y continuar con sus objetivos vitales debido a la sensación de impotencia, desesperanza.

Sin embargo, a pesar de sus problemas, me quedo maravillada de las personas tan implicadas con el estudio, creatividad, empatía y capacidad de análisis, comunicación y superación entre otras muchas cualidades positivas que tienen los jóvenes. No todo son por supuesto dificultades personales, carencias emocionales y etc sino también se ha de hacer hincapié en las cualidades positivas.

Varios adolescentes en las sesiones me comentan que los padres y otros adultos como profesores los tratan como si fueran niños y la sensación de impotencia que les produce. Mi planteamiento es que ellos pueden negociar de igual a igual, tienen ya habilidades si son lo suficientemente maduros para llegar a acuerdos con sus padres (según el grado de madurez y razonamiento) Implicar a la familia es esencial. Lo ideal es la comunicación desde el respeto y la confianza.

Igual no es muy popular lo que pueda decir pero he detectado que el problema posiblemente no sea el adolescente sino la familia y la dinámica familiar. El menor se le utiliza como “chivo expiatorio”, es decir la persona sobre la que se le hacen recaer culpas ajenas. En ocasiones el propio adolescente es tan inteligente que lo detecta e incluso acepta que él /ella posiblemente es quien tiene más capacidad de cambio para modificar esta dinámica familiar porque las personas mayores igual “ya no pueden o quieren cambiar”.

Sin duda, esta crisis esta potenciando la inestabilidad emocional, limitaciones a la hora de explorar el mundo y libertad, menor socialización y un ambiente de incertidumbre ante el futuro y concretamente el futuro laboral, faceta tan importante del autoconcepto y más de los jóvenes estudiantes que se plantean altas expectativas. En nuestra mano está el poder gestionar aquello que podemos y aceptar lo que no podemos cambiar.

¿Qué pautas puedes utilizar para evitar llegar a situaciones más difíciles de manejar?

-Comunicación asertiva con los hijos.
-Gestión emocional (Es decir averiguar por que está triste, nerviosa, irritable…
y buscar estrategias más adecuadas a cada caso).
-Hábitos de higiene del sueño.
-Realización de actividades agradables dentro de sus posibilidades.
-Llevar una vida activa y dieta adecuada.
-Intentar contactar con la gente y relacionarse también dentro de las posibilidades que ofrece la pandemia.
-Gestión en el uso del móvil, redes sociales…un gran problema y que produce grandes conflictos.

En la base para solucionar los problemas se encuentra una buena comunicación. Me gustaria acabar con una fabula que aparece en el documento de “Orientaciones para afrontar los conflictos y dificultades familiares. Manual para padres y madres de CEAPA”:

 

La fábula de la ostra y el pez

“Érase una vez una ostra y un pez. La ostra habitaba las aguas tranquilas de un fondo marino y, era tal la belleza, colorido y armonía del movimiento de sus valvas, que llamaba la atención de cuantos animales por allí pasaban.

Un día acertó a pasar por el lugar un pez que quedó prendado al instante. Se sintió sumamente atraído por la ostra y deseó entrar al instante en el corazón de aquel animal misterioso para conocerlo. Pero sus deseos eran tan intensos e irrefrenables, que se acercó de una manera brusca e impulsiva. La ostra se asustó y reaccionó cerrándose bruscamente también. El pez quedó sorprendido, ya que no pretendía hacerle daño alguno. Le rogó que abriera sus valvas, le imploró mil veces e intentó mil maneras de abrirla, pero todas terminaron en fracaso: la ostra más y más intensamente se cerraba.

El pez, por más y más intentos que hacía para abrirlas con sus aletas y con su boca, éstas más y más fuertemente se cerraban. Pensó entonces en alejarse, esperar a que la ostra estuviera abierta y, en un descuido de ésta, entrar veloz sin darle tiempo a que se cerrara. Así lo hizo, pero de nuevo la ostra se cerró con brusquedad. La ostra era un animal extremadamente sensible y percibía los más mínimos cambios que en el agua ocurrían, y así, cuando el pez iniciaba el movimiento de acercarse, ella se percataba y al instante cerraba sus valvas.

El pez buscó entonces ayuda y consejo en otros peces del lugar que tenían experiencia en abrir ostras. Éstos le ayudaron a comprender que el acercarse de una manera brusca y sin miramientos, aunque sus intenciones fueran buenas, produce tanto miedo en las ostras, que se cierran de manera refleja. Y si, además, trata de imponer su presencia y llega a forzarlas para que se abran, éstas llegan a cerrarse tan intensamente, que no hay nadie que llegue a abrirlas. Las ostras son seres tan sensibles y orgullosos de su intimidad, que no consienten comunicarse con nadie si ellas previamente no lo deciden. Le aconsejaron que no les impusiera su presencia, que se acercara a ellas de una manera suave y observadora, que intentara conocerlas escuchando y observando el movimiento de sus valvas, que tratara de imitar sus movimientos y sus reacciones hasta suscitar en ellas el deseo de comunicarse. Si lograba que las ostras se sintieran libres para decidir por sí mismas si conversar con él o no, habría logrado lo más difícil, y lo más útil también, para que las ostras compartieran sin temor alguno sus bellezas e intimidades.

El pez puso en práctica estos consejos y consiguió al final disfrutar de la belleza, la compañía y la complicidad de las ostras.”

Puedes encontrar otras publicaciones en este blog relacionadas con esta temática en los siguientes enlaces:

MI EXPERIENCIA COMO PSICOLOGA INFANTOJUVENIL

ASESORAMIENTO PSICOLÓGICO A DOMICILIO EN ALDAIA, ALACUÁS Y ALREDEDORES

PSICÓLOGA Y MADRE EN LA VIDA. Consejos desde la experiencia privada

AFRONTANDO EL DIAGNOSTICO DE UN MENOR EN LA FAMILIA

 

Espero te sirvan estas ideas pero si tienes alguna duda sobre como gestionar las emociones y la comunicación con tus hijos puedes concertar una cita conmigo.