REFLEXIONES SOBRE LA ADOLESCENCIA. IMPORTANCIA DEL PAPEL DE LOS PADRES Y SU REPERCUSIÓN EN LA AUTOESTIMA ADOLESCENTE

La autoestima en adolescentes sería evaluada de forma semejante a los adultos utilizando la entrevista, cuestionarios, registros para recoger información directamente o incluso si al joven le gusta dibujar y pintar le ofreceremos esa opción para que exprese a través de un medio más visual su autoconcepto y autoestima. También los padres nos proporcionaran información sobre las percepciones que tienen sobre la convivencia y realidad que están viviendo con sus hijos. La intervención se adaptará en función de cada caso.
Ciertamente la adolescencia es un momento de cambios, es el paso importantísimo de la tierna infancia a la etapa adulta en la que las responsabilidades (estudios o trabajo) son cada vez mayores, así como la toma de decisiones (qué amigos tener, elección de pareja, de estudios…), con lo que la aparición de conflictos suele ser frecuente. Es una etapa de búsqueda de identidad según Erik Erikson.
Dichos conflictos podrían desglosarse en los siguientes:
-Social: problemas de habilidades sociales, como decir no ante las drogas y el alcohol, fugas, robos, problemas de conducta…
-Académico: problemas de concentración, fobia escolar, acoso escolar, problemas en toma de decisiones: ¿que estudiar?, y ¿la opción de trabajar es posible?…
-Personal: falta de resolución de problemas, pobre autoestima y autoconcepto, problemas de autocontrol, ansiedad, fobias, estrés, depresión, adicciones de todo tipo (redes sociales, videojuegos, móvil, a drogas ilegales, alcohol), problemas de alimentación (anorexia, bulimia) por buscar un canon de perfección impuesto por la sociedad y la moda…
-Sexual o pareja: Problemas de búsqueda de identidad sexual, así como conocimiento del propio cuerpo derivados de los cambios corporales típicos de esta etapa, problemas para ligar y búsqueda de pareja, celos, conflictos de pareja…
Por supuesto, estos conflictos no son los únicos, por lo que he utilizado los puntos suspensivos para darlo a entender. Los conflictos familiares como tal también hacen su aparición (si es que no había hecho antes ya) por lo que un entrenamiento en comunicación padres-hijos donde la asertividad y búsqueda de derechos por ambas partes es lo ideal en estos casos.
Ya comenté en una anterior ocasión en el blog lo importante que son los límites en la educación de nuestros hijos. Sin embargo en varias ocasiones he tenido la oportunidad de comprobar que los de nuestra generación (entre la que me incluyo), nacida en los años 70, somos hedonistas (perdonad si os sentís identificados y defraudados al saberlo), es decir, buscamos el bienestar propio y le damos mucha importancia al ocio aunque somos conscientes también del trabajo y el valor social y económico que supone, por supuesto y que tanto ha costado a nuestros padres sociedad en que vivimos de manera que nos resulta complicado poner límites. Como dice la periodista Mª Ángeles López Romero, en su libro “Papás Blandiblup. Retrato de las dudas y debilidades de los padres de hoy”: “Hay una generación, la nacida en torno a los años setenta que se enfrenta a la paternidad desde un escenario a estrenar: el de la comodidad, el miedo al compromiso, el impulso y la huida del sacrificio. Padres blanditos y pegajosos, que se sienten incapaces de asumir la tarea por si solos o viven desbordados y atormentados por la culpa. Padres que parecen hechos de aquel famoso moco verde llamado blandiblup con el que jugaban ellos de niños”. Como ella misma manifiesta, no es especialista sobre el tema y no puede ofrecer pautas como tal, pero refleja muy bien la sociedad de hoy en día de la convivencia padres-hijos durante todas las etapas desde el nacimiento de los retoños hasta la llegada a la juventud y según su experiencia personal como madre da consejos bastante acertados y además todo relatado con sentido del humor, del que siempre hemos de utilizar en nuestra vida diaria.

Por ello triunfan programas de televisión divulgativos que proporcionan consejos y pautas para poner límites a los niños:
1) La psicóloga Rocío Ramos Paul es conocida por su participación en el programa Supernany que se dirigía a niños con problemas de conducta cuyos padres estaban atormentados porque no sabían cómo actuar con sus pequeñas criaturas. Aparentemente con unas pautas sencillas, el problema estaba resuelto. Sin embargo, y como todo en esta vida puede tener sus detractores, y como vi en una página web educativa, este programa resulta un tanto morboso puesto que muestra las emociones y desesperación de los padres entre otras críticas de las que estoy de acuerdo: Ver http://edukame.com/10-razones-para-no-ver-el-programa-supernanny. En ocasiones realizar una evaluación más profunda sobre cada caso para conocer el problema base es necesario. Los métodos de Supernanny resultan muy rígidos y conductistas y no tienen en cuenta las emociones ni la opinión de los padres y de los hijos.
Recientemente ha escrito un libro dirigido a los padres con hijos adolescentes en casa que supongo que seguirá una línea de intervención semejante.

2) “Hermano Mayor”. El waterpolista Pedro García Aguado trata de encaminar a adolescentes que puede denominarse que son casos extremos con problemas de conducta y emocionales, a través de experiencias y vivencias que los encargados de programa diseñan para cada caso. No es psicólogo, aunque posiblemente se autodenomine o incluso haya recibido alguna formación de coaching. Sinceramente lo desconozco. Algún programa he visto (no soy muy asidua a ellos) y parece que recibe asesoramiento o colaboración de al menos una psicóloga. No dudo que su mala experiencia juvenil y su capacidad para poder salir de las drogas sea un ejemplo a seguir, así como su carisma y fuerza que transmite.
Como dicen, para gustos colores. Cada uno es libre de considerar si es más o menos efectivo un tipo de tratamiento en el que se imponen límites dando premios o quitándolos o bien a través de experiencias y vivencias en el que las emociones y sentimientos hacen su aparición. Creo que un punto intermedio es posible, y hacer uso de ambos tipos de técnicas puede lograr resultados más efectivos.
Ser padres es una tarea difícil, costosa, supone todo un reto personal. Pero en contrapartida, tiene también sus buenos momentos (¿a quién no se le cae la baba cuando tu hijo te dice te quiero o os dais un abrazo, o nos da cualquier satisfacción por pequeña que sea?). En definitiva nos hace ser mejores personas, superar las adversidades y contratiempos que podamos vivir con un jovencito/a en casa. Y a pesar de que la imagen de la adolescencia suele ser negativa, es un renacer a una nueva vida, en la que los padres siguen siendo necesarios para un desarrollo óptimo de sus hijos. Los conflictos estarán presentes porque los valores generacionales son diferentes. Pero de los conflictos se aprende y puede prosperar una relación más armoniosa de cara a la etapa de adultez. La vida es cambio y aprendizaje.
Ante cualquier problema o conflicto de los mencionados, me ofrezco a ayudar a los padres en esta complicada pero hermosa tarea que es la educación socio-emocional de los hijos.

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